La belleza de las mañanas

No hace mucho tome la decisión de seguir el consejo de levantarme a las cinco de la mañana y comenzar cada día con una rutina enfocada en una sola cosa, en mí. Pues claramente las responsabilidades del día a día nos sumergen en rutinas que poco a poco nos alejan de nosotros mismos hasta el punto en el que la voz alojada en nuestras cabezas suena como la de un desconocido. Por ello mismo, hoy te quiero relatar la manera en que me he reencontrado en la belleza de las mañanas. 

Bien, primero que nada quiero confesar que el hacer un cambio de esta naturaleza es extremadamente complicado, requiere de mucha disciplina y fuerza de voluntad, pues las horas de sueño para algunas personas (yo me incluyo entre esas algunas personas) son horas valiosas y preciadas que cuidamos con el mas grande de los celos. Sin duda esto es más fácil cuando se elige una adecuada hora para ir a dormir. Pero bueno... Entonces si tú eres una persona cuidadosa de sus horas de sueño, te anticipo que el hecho de levantarse de la cama será un reto muy demandante. Pero una vez puesto el primer pie fuera de cama comienza la gratificación.

Recuerdo la primera madrugada en la que desperté, apague mi alarma y me senté al borde de la cama mientras me decía "Bien, ya has logrado la primera parte, estoy muy orgulloso de ti" no hay nada mejor que el hecho de reconocerte a ti mismo cuando algo te ha costado. Sé que esto puede parecer muy poco pero empezar el día con una victoria hace una gran diferencia.

Entones bajo esa tesitura la idea es ir construyendo tu mañana de pequeñas victorias, por ejemplo, en mi caso, el ejercicio no es algo que se me de a las mil maravillas pues me es pesado y a veces soy muy perezoso para llevar a cabo ese esfuerzo físico extra para ejercitar mi cuerpo, por ello mismo he decidido inmediatamente después de levantarme, estirar mi cuerpo y hacer un poco de ejercicio. Es mi manera de decirle a mi cuerpo "este día mando yo". De modo que acumulo otra victoria que modifica mi día con un aire positivo. 

Claro, no todo se trata de sufrir, pues después de una cansada rutina de ejercicio sigue un delicioso baño caliente entre las penumbras del cielo que aun pinta el horizonte con un denso negro. Aquí quiero compartir algo que implementé. Usualmente pongo algo para escuchar mientras me baño, ya sea música, un podcast, etc. Pero últimamente he tomado la decisión de solo escucharme a mí y mis pensamientos y déjame compartirte que eso lo encontré extremadamente vigorizante, pues no hay nada como una buena plática interior que me ayuda a enfocar mis ideas tan temprano. Recuerda esta rutina matutina solo se trata de ti. 

Mi mañana continua con un enfoque espiritual donde me dedico a meditar en lo que gira entorno a mi espíritu y como lo alimento, alimentar el alma es algo tan importante como alimentar a nuestro cuerpo, por eso mismo me detengo una larga hora para estudiar temas que me eleven espiritualmente y me ayuden a construir conmigo una mejor persona. 

Finalmente dedico tiempo a mi pasatiempo preferido ¿Puedes adivinar cuál es? Sí, escribir. La lectura así como la escritura son partes elementales en mi día a día donde me gusta depositar mi ser en un incesante flujo de ideas como si estuviera navegando en un velero. Dejando guiar ese navío por la delicada brisa que moviliza mi pensamiento, es ese momento donde las ideas son forzadas a salir de donde quiera que se escondan y las letras forman frases, las frases párrafos y los párrafos anécdotas, historias, pensamientos que en el papel o la pantalla de un ordenador toman forma. Sin duda un momento que espero cada día y para mi suerte no tengo que esperar mucho, pues esto ocurre en las primeras horas de la mañana.

Pero la belleza de la mañana la descubrí aquella mañana en la cual subí a la terraza de mi casa y mire hacia el cielo y ¡wow! que sorpresa mas hermosa, pues, había un centellar de estrellas brillando, un espectáculo que jamas me había detenido a apreciar como aquella fría mañana, una mañana donde comprendí lo mucho que ocurre mientras estaba dormido, pues todo un universo lleno de vida se movía y ahora yo era parte de ese cosmos que brillaba en la oscuridad de la madrugada. 

El poco tiempo que he dedicado a esta rutina me ha ayudado a mantenerme mas enfocado en el día, siento que mi productividad se ha multiplicado, mi cuerpo esta mas vigorizado, mi mente enfocada y esa voz, esa voz la cual antes sonaba lejana ahora siempre esta cerca diciéndome "hoy es un gran día, gracias".

¿Y tú, te unirás al club de las cinco de la mañana? 

Jorge E. Herrera